“SIEMPRE HEMOS DEFENDIDO EL PEQUEÑO COMERCIO” (Melsacra)

Actualmente, la pandemia mundial que nos afecta nos ha hecho meditar en la responsabilidad que ejercemos al consumir, teniendo en cuenta cuáles son nuestras prioridades y, sobre todo, donde vamos a invertir nuestro dinero. El papel que desarrolla el pequeño comercio es crucial, pues desempeña el impulso de la economía local y regional, siendo un factor clave para la reducción de la pobreza y el desarrollo del empleo.

Es cierto que, en este tiempo pasado, cada vez han sido más las personas que han venido consumiendo en grandes superficies. Concretamente el 51%, de los que prefieren esta opción, lo hacen por una cuestión de comodidad al poder comprar todo en un mismo sitio, sin embargo, el pequeño comercio tiene una serie de ventajas que nunca podrán ofrecernos las grandes superficies. El 61% de los consumidores encuestados, siguen prefiriendo el pequeño comercio por cercanía y por el trato personal que les ofrecen los dependientes en cada compra.

Cercanía

Generalmente, desplazarnos a una gran superficie precisa de más tiempo y de un medio de transporte, contribuyendo a una mayor contaminación por dióxido de carbono. Por el contrario, frecuentar el pequeño comercio de barrio nos ahorra tiempo, gasto de combustible y ayuda a reducir el impacto en el medio ambiente. Su cercanía nos permite visitar el comercio cuando queramos, bien para cambiar aquel artículo que definitivamente no acabó de convencernos en casa, para recibir asesoramiento de un experto en directo o, simplemente, para pasear tranquilamente viendo escaparates.

Atención especializada

La atención al cliente es la mejor arma del pequeño comercio. Cuando acudimos a una gran superficie, en ocasiones, hemos tenido la sensación que los dependientes que nos atienden casi siempre están ocupados y van con prisa y, aunque no es culpa de ellos, habitualmente este personal no es fijo y acostumbran a rotarlos de departamento en departamento, lo que muchas veces provoca que no tengan una formación específica y de calidad, que sí ofrece un comerciante que lleva vendiendo ese producto desde hace 10 años en su propio negocio.Un asesoramiento resolutivo, donde el dependiente te va a ofrecer justo lo que necesitas, con una atención exquisita, donde te llamen por tu nombre, pudiendo existir una conversación ajena a la compra e incluso con tiempo para bromear, es algo que distingue esa atención personalizada que fideliza al cliente.

Por otro lado, una compra es mucho más acertada si utilizamos los 5 sentidos: tocar, ver, degustar, …, para luego poder evaluar y decidir. Comprar en el pequeño comercio también puede evita engaños que habitualmente podemos sufrir en las compras por Internet.

Garantía de calidad

El dependiente del comercio local cuida y mima al cliente seleccionando, con detenimiento, cada producto que le ofrece. Para ello, solo servirá productos de calidad en los que cree y está seguro de que él mismo compraría. Los proveedores de esos productos, sobre todo en alimentación, suelen ser pequeños productores regionales que se esmeran en competir contra los grandes productores con el cariño y el buen hacer que atesora la calidad de sus productos artesanales.

Genera empleo, mejora la economía y crea identidad.

En España el 53,6% del tejido empresarial son autónomos sin asalariados y el 39,9% microempresas con entre 1 y 9 trabajadores, por lo que resulta sorprendente que las empresas que más trabajadores contratan son las tiendas, restaurantes, bares y pequeños negocios de barrio que, paralelamente, son las que más sufren la crisis al no poder competir en igualdad de condiciones con las grandes superficies.

Consumir en el comercio de barrio es la mejor estrategia para contribuir a la recuperación local. El dinero que invertimos en nuestro barrio sigue circulando por los diferentes comercios contribuyendo a la prosperidad económica de nuestro entorno más próximo. Ese beneficio revierte en las personas y familias cercanas, mejorando, con la activación del consumo, la calidad de vida y el bienestar social.

Un barrio sin comercios ocasionaría abandono, falta de inversión municipal, pérdida de valor, el mobiliario urbano se degradaría, los barrios empezarían a despoblarse y la seguridad del mismo estaría en entredicho. Las tiendas y comercios locales crean ambiente, convirtiendo las calles en zonas transitadas y contribuyendo a crear una personalidad propia. Pasear por un barrio con comercios, escaparates y actividades comerciales, ayuda a invertir en nuestras calles, manteniéndolas limpias e iluminadas y, en definitiva, a velar por el bienestar y la seguridad de todos nuestros vecinos.

El contacto con los negocios locales fortalece las relaciones entre vecinos, promoviendo la información vecinal, creando lugares de encuentro y tertulia, sobre todo para nuestros mayores que siempre agradecen un trato directo y familiar. Los propietarios del pequeño comercio, son personas emprendedoras relacionadas con el barrio, vecinos, amigos que vemos en el día a día y en algunos casos lo son desde hace varias generaciones.

Melsacra apoya al pequeño comercio

En definitiva, Melsacra siempre defenderá el pequeño comercio, porque detrás de cada mostrador, de cada mirada, de cada sonrisa, nos encontraremos el “buenos días” de un ser humano que, sin prisa, pone todo su esfuerzo en aconsejarnos que es lo que vamos a necesitar, nadie mejor que ellos conoce el producto y, sobre todo, porque siempre tratarán de volver a vernos, nos conocen y nos consideran algo más que un simple cliente, para ellos siempre seremos parte de su barrio, un pedazo de su vida.

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